Es indiscutible y todo el mundo sabe lo beneficioso que es sonreír y tener una sonrisa bonita. No sólo para las relaciones sociales sino para mantener el bienestar físico y mental. Nos permite liberar tensiones y, según dicen, alarga la vida.
Pero, ¿somos realmente conscientes de todo lo que nos puede aportar una sonrisa bonita en nuestro entorno tanto personal como profesional? Existen diferentes estudios que aseguran que las personas que poseen una dentadura sana y bonita tienen más oportunidades de tener pareja. En el terreno profesional también se ha observado que una sonrisa bonita es decisiva a la hora de optar por un empleo. La mayoría de los entrevistadores se fijan en la boca de los entrevistados.
Y es que la belleza siempre va unida a la salud. Sonreír rejuvenece, oxigena, limpia, elimina el estrés y mejora las relaciones con los demás, además de hacerte parecer más exitoso, inteligente, atractivo, feliz, interesante, sensible y popular.
Al sonreír, eliminamos endorfinas, hacemos ejercicio y aumentamos nuestra confianza. Además es bueno para la piel, equilibra el humor, mejora la digestión y hace vivir más.
Sonrisa bonita y los beneficios emocionales
En cuanto a los beneficios emocionales, podemos decir que aumenta la memoria y la creatividad y mejora las relaciones con los demás, favoreciendo la eliminación de pensamientos negativos. Una sonrisa bonita aporta confianza hacia uno mismo y de cara a los demás.
Por todos estos motivos y muchos más, todo el mundo desea una sonrisa perfecta y es por ello que cada vez existe una mayor demanda de tratamientos de estética dental. Los beneficios no son sólo los comentados anteriormente, existen otros que influyen en nuestro estado de salud y bienestar, como por ejemplo el deterioro dental, las dificultades en el habla o la mala digestión.
En el primer caso, los dientes apiñados o en mala posición, dejan pequeños huecos que no permiten el correcto cepillado y que llegan a ser un foco importante para el desarrollo de la placa bacteriana, provocando enfermedades en las encías.
El tener una mala pronunciación puede ser también causa de unos dientes espaciados, ausencias dentales , etc. Estos problemas de dicción pueden llegar a provocar otros problemas de corte psicológico como la falta de autoestima de la persona que lo padece.
Finalmente, la mala colocación de los dientes, puede provocar problemas de digestión al no poder triturar bien los alimentos.
Hoy en día, la mayoría de las personas que acuden a un dentista, no sólo exigen que sus tratamientos solucionen sus problemas médicos, sino también que lo hagan desde un punto de vista estético.
Foto por Janaína Castelo Branco ©.