Las temidas muelas del juicio suelen ser un estorbo para dos tercios de los españoles, según datos de la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial (SECOM). Los terceros molares están programados para salir entre los 16 y los 25 años y suelen ocasionar molestias al aparecer, por lo que lo común suele ser pensar en deshacerse de ellas. Sin embargo, si estos molares crecen adecuadamente y tienen tejido de encía sana a su alrededor, pueden resultar tan útiles como las demás piezas dentales.
Cuando hay que sacar las muelas del juicio
Las muelas del juicio suelen extraerse para evitar dolores, infecciones de repetición, quistes o daño potencial a los segundos molares, que constituyen las afecciones más comunes cuando estos molares crecen. Sin embargo, en ocasiones el motivo no es muy evidente e igualmente se realizan “extracciones preventivas”. Esta es una práctica desaconsejada por la SECOM en caso de no existir una justificación aparente, y en palabras de su presidente «en general no deberían extraerse muelas del juicio que no produzcan síntomas y que estén cubiertas por mucosa y hueso«. De hecho, las muelas asintomáticas no acostumbran a dar problemas ni a salir nunca, por lo que es mejor no extraerlas y vigilar su evolución periódicamente mediante radiografías.
Ninguna cirugía es inofensiva y pueden derivarse complicaciones de la misma, especialmente pasados los 30 años, tal y como afirma el doctor Fernando García-Marín del Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla. Por este motivo el cirujano debería de hacer siempre un balance entre los beneficios y los riesgos de una intervención para decidir acerca de la extracción de las muelas del juicio, el cual es un paso incluido en todo protocolo de actuación de un cirujano oral y maxilofacial a la hora de extraer una pieza dental.
Existe también la posibilidad que la extracción no responda a problemas de salud sino a requerimientos estéticos: en caso de querer someternos a un tratamiento ortodóntico, es posible que el especialista nos recomiende la extracción de las muelas del juicio para permitir al conjunto de los dientes un mejor encaje y alineación. Se han descrito también trastornos reflejos atribuibles a las muelas del juicio, como casos de migrañas o incluso de pérdida de pelo, que guardan una relación física de continuidad con los molares posteriores.
Como dato curioso, apuntamos que los estudiosos aseguran que las muelas del juicio son restos evolutivos (vestigiales) que los primeros homínidos empleaban para masticar tejido vegetal. Con el paso de los años y la ingestión de dietas más blandas, nuestra dieta cultural ha ido acortando nuestras mandíbulas, mientras que la genética ha mantenido estos terceros molares. A un 10% de la población, sin embargo, nunca se le llegarán a desarrollar.