Los piercings en la boca o en la lengua son opción para muchos jóvenes y adultos. No obstante, hay que reconocer que también son los que más complicaciones generan en la salud bucodental pudiendo incluso provocar la perdida de un diente.
Las consecuencias de ponerse un piercing en la boca no deben tomarse a la ligera. A corto plazo pueden producir entre otros síntomas, fisuras en los dientes, úlceras en las encías, perdida de las papilas gustativas. A largo plazo, la placa bacteriana y el sarro que se acumulan en el piercing provoca mal aliento y más caries de las habituales. Además, también puede producirse micro traumatismos en la encía debido al metal que debilita las encías. De igual modo puede causar microfracturas en el esmalte de los dientes al golpear constantemente el piercing con los dientes. Sin embargo, el hecho de que un piercing oral termine siendo o no un problema dependerá del material que se use, de la higiene y experiencia del profesional que lo ponga y sobretodo de los cuidados posteriores que el portador realice.
Cuidados de los piercings en la boca
Después de la colocación de piercings en la boca hay que realizar enjuagues bucales con clorhexidina durante al menos 3 semanas para evitar infecciones. Mientras se lleva colocado el piercing en la boca, hay que tomar conciencia de él y evitar tocarlo con la lengua o ‘jugar’ con el para eliminar el riesgo de microtraumatismo y lesiones en el esmalte. Así mismo, es muy importante mantener unos hábitos de higiene dental constantes y profundos y visitar regularmente al dentista cada 6 meses. Siguiendo todas las pautas recomendadas, el riesgo de los piercings en la boca se reduce considerablemente.